Dirigente del PRD |
POR: AUGUSTO DOÑÉ . El Partido Revolucionario Dominicano y su presidente Miguel Vargas Maldonado, junto a un experimentado equipo de trabajo, está jugando su papel de partido de oposición dentro de los lineamientos que dictan nuestras leyes y la oposición constructiva a la organización que maneja el Gobierno central. En buen castellano, “el PRD está haciendo lo que hay que hacer” para dar respuesta a las demandas del pueblo dominicano.
Cómo una de las definiciones de la política es: “el arte de lo posible”, dentro de esas posibilidades se contempla la de hacer aportes desde la acera de enfrente para la solución de los males que nos aquejan diariamente; pero que además, los gobiernos que han administrado el Estado dominicano, han carecido de voluntad para subsanar los mismos.
Entre los aportes hechos por nuestro PRD están:
· La concertación de un pacto por la superación de nuestros jóvenes, que cada vez son mas proclives a la deserción escolar por la falta de oportunidades
· Un emplazamiento público al Gobierno de Danilo Medina, a fin de que racionalice el gasto público, porque de seguir el ritmo que lleva, corremos el riesgo de un colapso económico. Además de que se reducen las inversiones de capital, puntal básico del desarrollo humano
· Respaldo pleno a la concertación de un Pacto Eléctrico, punto de partido real para el despegue nacional
· Recomendación y propuesta de un pacto por la seguridad ciudadana, que incluye una reforma policial integral y la creación de fuentes de trabajo para enfrentar la delincuencia a que se ven empujados nuestros muchachos
· Propuesta al Gobierno para la erradicación de la corrupción, castigando la pasada y evitando la presente, de forma que el peso de la ley caiga sobre los prevaricadores con justicia y equidad, no como se ha estado presentando, promoviendo esos shows mediáticos, que sabrá Dios que fines ocultos persiguen.
· Un emplazamiento público al Gobierno de Danilo Medina, a fin de que racionalice el gasto público, porque de seguir el ritmo que lleva, corremos el riesgo de un colapso económico. Además de que se reducen las inversiones de capital, puntal básico del desarrollo humano
· Respaldo pleno a la concertación de un Pacto Eléctrico, punto de partido real para el despegue nacional
· Recomendación y propuesta de un pacto por la seguridad ciudadana, que incluye una reforma policial integral y la creación de fuentes de trabajo para enfrentar la delincuencia a que se ven empujados nuestros muchachos
· Propuesta al Gobierno para la erradicación de la corrupción, castigando la pasada y evitando la presente, de forma que el peso de la ley caiga sobre los prevaricadores con justicia y equidad, no como se ha estado presentando, promoviendo esos shows mediáticos, que sabrá Dios que fines ocultos persiguen.
Sin embargo, y muy a pesar de estas acertadas iniciativas para afianzar el desarrollo nacional desde la oposición, entiendo que en el frente interno -donde hemos tenido un desempeño trascendental- aun nos quedan algunos baldones de incomprensión que debemos atender con energía, para evitar el retroceso del orden institucional.
Es importante que las comisiones de Control y Disciplina dispongan acciones de carácter correctivo, a fin de evitar que ciertos personajes y “dirigentes” continúen acogotando el Partido, con sus insensatos reclamos y presentando una imagen muy distorsionada de nuestra realidad interna. No podemos seguir tolerando estos actos vandálicos, que desdicen del proceso real de institucionalización y afianzamiento democrático que vivimos hoy lo perredeístas.
El PRD llegó al país en 1961, y lo hizo para ayudar a construir la democracia, no para destruirla; de suerte que cada vez que algún dirigente conspira contra los intereses del Partido, por los medios legales y en ejercicio democrático, dicho dirigente es separado de los organismos de dirección. El pasado reciente, es una muestra palpable de ello, pero aun nos faltan algunos casos por resolver.
No hay duda, “el PRD está haciendo lo que hay que hacer”, tanto a lo interno del Partido, como de frente a los grandes problemas nacionales. En el Partido hemos logrado resultados grandiosos, que demuestran lo acertado de la dirección de nuestro presidente, Vargas Maldonado; pero frente el Gobierno -porque hacemos oposición constructiva y pro positiva- no hemos sido tan exitosos.
El gobierno del PLD se resiste a enfrentar la corrupción con intención de erradicarla, mas bien se inclina por usarla como un elemento extra en sus luchas internas. Esto último ha quedado evidentemente demostrado con el tratamiento que han dado a los pocos casos aireados en los tribunales. En cada uno de ellos, los fiscales peledeístas se han enfrentado a los jueces peledeístas y han buscado “solución judicial” a los acusados que también son peledeístas.
Del mismo modo, el partido de Gobierno ha intentado hacerse un traje a su exacta medida con la ansiada Ley de Partidos. En esta oportunidad, por suerte, hemos podido evitarlo; pero no podremos imposibilitar por siempre que hagan uso de su “mayoría” mecánica y cualquier día de estos amanezcamos con una flamante ley que garantice la permanencia del PLD en el poder.
Sobre la reforma constitucional que una facción peledeísta promueve con tanto fervor, es bueno establecer que no nos oponemos a ella por el mero hecho de rechazar iniciativas gubernamentales, si no porque la reelección es un mal que genera otros males peores y que gravitarán sobre la población dominicana en forma negativa. José Francisco Peña Gómez dedicó todas sus energías a combatirla cuando Joaquín Balaguer la impuso; y no lo hizo porque fuera especialmente anti balaguerista -que realmente lo fue- si no porque entendía que era como una especie de cáncer para el desarrollo de la democracia.
Si la reelección fue dañina ayer, hoy también lo es; por eso la posición del PRD es la misma que sostenía su líder de siempre, Peña Gómez y la que orgullosamente sostiene hoy su líder actual Miguel Vargas.
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