SANTO DOMINGO. El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) avanza en la estructuración de una nueva dirigencia nacional bajo el liderazgo de Miguel Vargas Maldonado, mientras el frente político Convergencia organiza un aparato dirigencial en provincias y municipios del país, basado en los perredeístas que se mantienen leales al ex presidente Hipólito Mejía y a Luis Abinader.
Este trajinar por caminos totalmente opuestos marca la separación cada vez más sólida de ambos sectores opositores, que hace ver como ilusos a quienes siguen esperando un acuerdo unitario.
Se tiene identificado al partido Alianza Social Dominicana (ASD), de la familia Abinader, como la organización que será el buque insignia de esa Con- vergencia, y cuyos símbolos y denominación serían cambiados en una asamblea de delegados impulsada por la corriente “PRD Mayoritario”.
La incógnita ante este posible paso es si finalmente la dirección de ASD transformaría su partido para llevar a Mejía como candidato, cuando los seguidores de Luis Abinader entienden que a éste le ha llegado su momento, y que las cifras de las encuestas lo colocan como un candidato competitivo, cuando se mide frente a los posibles candidatos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), incluyendo al ex presidente Leonel Fernández.
Pero el entorno de Mejía se aferra a la idea de que éste mantiene intacto su arraigo popular, y es quien mayor simpatía tiene para enfrentar al PLD y al propio Miguel Vargas, con el aval de las estructuras y simbología del PRD.
Andrés Bautista es señalado como probable presidente del PRD Mayoritario, y Jesús Vásquez (Chú), como secretario general. Geanilda Vásquez aspira a la candidatura presidencial, y Tony Peña Guaba ha dicho que su aspiración ha sido a la Presidencia del partido, no a la Secretaría Nacional de Organización.
La separación de los sectores del PRD sigue tan marcada, que en esta semana, el vocero de Mejía, Héctor Guzmán, dijo que hace un mes unos emisarios de Vargas volvieron a condicionarle un acuerdo al ex mandatario a que el presidente del PRD sea el candidato presidencial, lo que de plano se descartó nuevamente.
El escenario para Vargas es de colocar a sus hombres de confianza en las posiciones dirigenciales del PRD y, contrario a lo ocurrido en los comicios de 2008 cuando acuñó las siglas MVP, resaltar más que nunca la marca y el jacho del partido blanco para atraer a la mayoría de los dirigentes y simpatizantes.
Los golpes
Pasada la Semana Santa se esperan dos actos. En uno Miguel Vargas levantaría la suspensión de Orlando Jorge Mera como secretario general y recibiría por otro lado el apoyo formal de Neney Cabrera, en su plan de recuperar la estructura dirigencial que le apoyó, incluyendo a Alfredo Pacheco, quien fue su jefe de campaña. Pero Héctor Guzmán dice que no se duermen, y esperan tener organizados a 70 mil dirigentes en mayo.
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