POR.
Humberto Salazar. SI QUIERES SUICIDARTE, TOMA LA AUTOPISTA DUARTESI QUIERES SUICIDARTE, TOMA LA AUTOPISTA DUARTEEl pasado sábado, para cumplir con un compromiso personal, tome rumbo a Santiago por la autopista Duarte y, pensando en las terroríficas cifras de accidentes que fueron debatidas durante la semana, afiné los sentidos, primero para cuidarme la vida, y luego para tratar de buscar señales del porque en esa cinta asfáltica mueren tantos dominicanos todos los años.
Hablamos del segundo país con mas muertes por accidentes de transito en el mundo, si leyó bien, récord en todo el planeta y recién la pasada semana entre jueves y viernes diez personas mas murieron en solo dos desgracias vehiculares, de las que son tan usuales en las paginas de los periódicos nacionales.
Lo primero es que no existe ningún límite de velocidad, ni autoridad, ni seguridad , ni orden, ni nadie que haga cumplir con las leyes de transito en todo el trayecto entre Santo Domingo y Santiago.
Son 160 kilómetros de tierra de nadie donde la ley no existen, donde se vive y se transita como si la civilización no hubiera llegado a la República Dominicana y donde impera por lo tanto el salvajismo que imponen los mas osados y mas fuertes.
Lo primero es que no existe ningún límite de velocidad, ni autoridad, ni seguridad , ni orden, ni nadie que haga cumplir con las leyes de transito en todo el trayecto entre Santo Domingo y Santiago.
Son 160 kilómetros de tierra de nadie donde la ley no existen, donde se vive y se transita como si la civilización no hubiera llegado a la República Dominicana y donde impera por lo tanto el salvajismo que imponen los mas osados y mas fuertes.
Al no existir quien haga cumplir con las normas de convivencia que caracterizan a una sociedad organizada, donde el temor a la ley es un de sus pilares principales, todo quedará a expensas del salvaje en que se convierte un dominicano al ponerse al frente del volante de un vehículo de motor.
Primera solución entonces, establecer un eficaz y permanente sistema de seguridad vial de parte de la Policía Nacional, la AMET y todo el que tenga que cubrir esa carretera, para que sin macuteos, privilegios, guapezas de ricos y protegidos y muchos etcéteras mas, hagan cumplir con las leyes de transito en la Autopista Duarte.
Segundo, las condiciones mecánicas de los vehículos pesados que transitan por esa vía a simple vista, deja mucho que desear, lo que vimos son tiestos rodantes; gomas lisas que invitan a una explosión y un accidente y ni nos queremos imaginar el estado de los frenos de las patanas que transitan a toda velocidad y deben detener a estos gigantes de la carretera.
¿Hasta donde un chofer de estos monstruos mecánicos está preparado física y mentalmente para manejar un vehículo pesado que en manos irresponsables es un instrumento de muerte?
Hace poco uno de los sindicalistas que la opinión pública califica como ¨dueño del país¨, admitió que muchos de los choferes de sus sindicatos no pueden pasar una prueba antidoping por el uso de drogas narcóticas.
La segunda solución entonces pasaría por establecer horarios especiales para el transito de vehículos pesados por esa autopista, lo mismo que se hace en los famosos e ineficaces operativos de semana santa.
También sería efectivo imponer controles estrictos de chequeo a todos los vehículos pesados que transitan por nuestras carreteras, de modo anual pero también sorpresivo, que para algo está la estación de pesaje en el kilometro 25 de la autopista Duarte y para esto hay que vencer el chantaje a que ha sometido a este país Blas Peralta y su Fenatrado, el otro dueño del país.
Ademas habría que volver a examinar cuidadosamente las licencias que han sido otorgadas por la dirección de transito terrestre a los choferes de vehículos pesados, sometiéndolos a un experticio que incluya, ademas de la capacidad de manejar, su salud mental, de modo que solo transiten los que demuestren tener conciencia de la maquina de muerte y destrucción en que podría convertirse el vehículo que conducen.
Lo tercero es la enorme cantidad de cruces y pasos en lo que debería ser una vía rápida, donde cruzar la carretera debería tener lugares muy específicos, con señales adecuadas de precaución que sirvan de advertencia para quienes conducen.
Por cualquier lado surgen camionetas, motocicletas, automóviles y hasta camiones, que como dueños del camino, se colocan en vía contraria en el paseo para intentar cruzar de lado a lado la autopista y así acortar el camino hacia los lugares dónde pretenden ir.
El desorden vehicular que se produce al intentar el cruce porque a alguien se le ocurrió detenerse en una de las paradas que venden alimentos, y la que le gusta está al otro lado de la carretera, es una de las causas mas frecuentes de accidentes en la autopista Duarte.
La solución esta en impedir por medios físicos y presencia de autoridades de que se produzcan estos cruces de vía, que nos hacen ver como un país de salvajes donde todo el mundo por su comodidad hace lo que le viene en ganas.
Son muchas las ocasiones cuando el accidente se produce al transitar un vehículo a velocidad de carretera y tiene que hacer un giro brusco para evitar en choque con los que cruzan con toda su calma una autopista donde se supone solo se debería cruzar en los pasos señalados para ello.
Cuarto, el Ministerio de Obras Publicas debe darle mantenimiento de urgencia a ciertos tramos de la autopista donde existen irregularidades y huecos en el pavimento.
Muy especialmente en el sentido sur norte, existen hoyos bastante profundos que, tomados a cierta velocidad, pueden provocar la explosión de un neumático, hacer perder el control al conductor y provocar un accidente que podría ser fatal.
Estas son solo algunas de las observaciones que la curiosidad me llevó a guardar en mi cerebro, en una semana donde hasta la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) envió a su presidente Jean Todt, a conocer el país que tiene la medalla de plata en accidentes de transito en todo el mundo.
Todos aqui sabemos lo que ocurre, no tiene nadie que venir a hacer ningún estudio del transito vehicular, que lo único que hará será confirmar que en este país se perdió el respeto por la autoridad en este tema.
Lo que si les puedo asegurar, que la próxima vez que vaya a tomar la autopista Duarte, le pediré prestado un tanque de guerra a mi amigo Sigfrido Pared Pérez o lo haré cuando decida tomarme el riesgo y decida que tengo pocas que hacer en este mundo.
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