Por Orlando Gil. SI LO CREE…- Luis Abinader no entiende porqué los periodistas hablan de que entre Hipólito Mejía y él hay problemas, si andan juntos para arriba y para abajo, y en ocasiones, cuando en los programas refieren el caso, ellos están sentados a la mesa lo más quitado de bulla compartiendo un buen mangú de plátanos con unos excelentes huevos fritos, pues ya se sabe que quienes están en campaña no llevan dieta.
Esto es, uno en la casa del otro, y viceversa, aunque más en la loma que en el llano. La verdad que para cínico mejor ingenuo, o ciego o sordo, para no ver la realidad o entender los procesos por el rumor del viento. Si bueno en economía, malo en sociología, pues la dialéctica se impone o por gravedad o por fatalismo. Mejía y Abinader pueden seguir yendo aquí y allá, y por igual comiendo con grasa, y eso no evita su natural confrontación política. Los dos tienen decidido ser candidatos a la presidencia, y si lo hacen juntos y hay una sola boleta, uno tendrá que ceder. ¿Quién se rinde, Mejía o Abinader? De seguro, aunque no lo haya dicho, que para Mejía la candidatura es su arma de reglamento…
APARIENCIA.- En el mundo, que no solo en el país ni en el PRD, lo que más hay son parejas mal avenidas que siguen bajo un mismo techo, simulando una convivencia fácil, armoniosa, a pesar de lo difícil, cuando no imposible, de llevar juntos su vida adelante. Si entre Hipólito Mejía y Luis Abinader no hay problema ¿a qué publicar otra encuesta que dice más o menos lo que las anteriores: que Abinader supera a Mejía en la preferencia de los perredeístas o de la población en general como aspirante a la presidencia? La del Centro Económico del Cibao no fue para convencer a los dominicanos, ni siquiera a los perredeístas, sino al expresidente o a los más recalcitrantes de sus seguidores. Abinader sabe lo mismo que yo qué dice Héctor Guzmán, ideólogo del hipolitismo, en la intimidad: que él como persona y el grupo en su conjunto no van a atajar para que el candidato a la vicepresidencia ataje. Podían negarse a aceptar los números de las firmas extrañas, e inventarse lo que fuera, pero no de la propia…
EL INGENUO.- La del CEC, o más propiamente la de Leonardo Aguilera, es la encuestadora oficial de Luis Abinader, pero también de Hipólito Mejía. Así, la filtración o entrega a los medios fue un acto consciente y con un propósito político claro. Fue como decirles en lenguaje de la calle: Mátense ustedes mismos. Más o menos como Cristo a Tomás, el discípulo descreído: Mete tus manos en mis llagas y comprueba que sí resucité. Abinader es una realidad política, y se hace necesario que Juan Carlos abdique a favor de Felipe, si se sigue hablando en términos de padre e hijo. Pero Mejía y los suyos no creen en el mandato de la circunstancia, y Abinader, El Ingenuo, piensa que puede convencerlos a golpe de encuestas. Que es lo mismo que consideran los sectores que bajo cuerda y desde fuera impulsan a Abinader. Bueno o malo, es un hombre de encuestas, y esa es su fortaleza, y también su debilidad. Ahora se levanta con encuestas, pero el día que quieran descartarlo será con encuestas…
LOS CARTERAZOS.- Porque no puede perderse de vista lo principal: Luis Abinader lleva gabela a los otros aspirantes perredeístas, pero solo si las elecciones hubieran sido el día de las mediciones. Abinader no se da cuenta de que corre a sus anchas, sin obstáculos, pues hasta el momento no es elemento de confrontación. Nadie le saca nada en cara, pero en su situación no puede ver la faja y menos cobrar la bolsa. Dependerá de lo que diga Hipólito Mejía y del alcance del PRD Mayoritario. Y aunque lo niegan, hay fricciones y divisiones por todas partes. Lo de Nueva York fue verdad. Los hipolitistas y los abinaderistas se fueron a las trompadas, y a la compañera Margarita Pichardo le dieron varios carterazos. Supónganse. Pero además, en vez de un grupo que represente los intereses comunes de Mejía y Abinader, en territorio americano hay tres. Incluso, dos responden al expresidente. Uno de Luis Eludis Pérez y otro de Manuel Durán…
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