La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) llamó a la población a confrontar la situación de corrupción y de impunidad que hay en el país.
En la carta pastoral con motivo al Día de Nuestra Señora de la Altagracia, los obispos señalan que la eucaristía invita a “reconocer y confrontar” las estructuras de pecado que incluyen una serie de degradaciones en contra de la dignidad humana.
En la carta pastoral con motivo al Día de Nuestra Señora de la Altagracia, los obispos señalan que la eucaristía invita a “reconocer y confrontar” las estructuras de pecado que incluyen una serie de degradaciones en contra de la dignidad humana.
“Esas estructuras son la violencia social e intrafamiliar, los feminicidios, los abusos a menores, el tráfico de seres humanos, drogas y armas, la corrupción, la impunidad, la manipulación en la administración de la justicia, la equidad en la distribución de los bienes, la carencia de la solidaridad y todas las demás degradaciones sistemáticas de la vida o en contra de la dignidad humana”, expresan los obispos.
En el documento titulado “La Eucaristía, fuente de comunión e impulso de la misión eclesial”, la iglesia insiste en cultivar la espiritualidad, además, de la necesidad de reconocer los males que atañen a la sociedad dominicana.
En ese sentido, el episcopado hace referencia a la carta pastoral del 2005 donde se expresaban situaciones similares a las que hoy sigue viviendo República Dominicana.
“La permanencia de la falta de empleo, el apego al poder por el poder, del robo al erario nacional a expensas de la nación, de la apropiación inescrupulosa de ahorros ajenos para beneficio propio, de la marginación de nuestra población campesina, de la evasión de impuestos, de tanto crimen y robo, de la creciente violencia, de la impunidad de tantos delincuentes públicos… demuestra que los dominicanos estamos muy lejos de vivir en comunión y comunidad”, destaca el documento.
Frente a este escenario, la iglesia exhorta a los dominicanos a trabajar unidos para lograr construir una sociedad de amor, justicia y esperanza, al tiempo que afirma que “no hay iglesia sin eucaristía ni hay eucaristía sin iglesia”, en el entendido de que el carácter social de dicho sacramento se expresa tanto en la misión como en la acción social y caritativa.
De ahí que la Iglesia invita a la solidaridad con los más necesitados, “ayudar y transformar nuestras comunidades, barrios y el mundo”.
La Carta Pastoral hace referencia, también al Concilio Vaticano II, tras recordar que la Iglesia tiene preferencia por los más pobres y necesitados.
“En una sociedad donde prevalece el egoísmo, la persona eucarística trabajará para que el principio de la comunión dirija las relaciones sociales, culturales y económicas”. Continúa diciendo, “la eucaristía tiene un gran potencial crítico, social, político y religioso, ya que pone en tela de juicio cualquier situación que se oponga al Reino de Dios”. Insisten en que parte de su misión es anunciar el evangelio y denunciar los males que afectan al ser humano.
Profundiza en eucaristía y a una iglesia en salida
La carta pastoral 2018 se inspiró en el tema de la eucaristía, en ocasión de la celebración de la primera misa en América, específicamente en La Isabela, Puerto Plata, el 6 de enero del 1494 y presidida por el Padre Bernardo Boyl, delegado apostólico. El acontecimiento histórico cumple 525 años en el 2019 e invita a profundizar sobre el sacramento de la eucaristía, fuente de comunión e impulso de la misión de una “iglesia en salida”.
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