Cable Internacional VATICANO, 07 Jul. 17 / (ACI).- El Papa Francisco pidió a los líderes mundiales presentes en la ciudad alemana de Hamburgo con motivo de la reunión del G20 que detengan la “actual carrera armamentística” y que renuncien “a involucrarse de forma directa o indirecta en los conflictos”: “La guerra nunca es la solución”, clamó.
El Santo Padre realizó esta afirmación en la carta que envió a la Canciller alemana, Angela Merkel, con motivo de la reunión del G20, en la que están presentes los Jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías del mundo, entre ellos el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y de la Federación Rusa, Vladimir Putin.
El Pontífice quiso ofrecer su contribución para la reflexión en el encuentro, reflexión que pueda servir para evaluar los resultados que se obtengan cuando finalice.
Para ello, Francisco se remitió al documento programático de su Pontificado, la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, en la que propone cuatro principios de acción para la construcción de una sociedad fraterna, justa y pacífica:
El tiempo es superior al espacio
Señaló que “la gravedad, la complejidad y la interconexión de la problemática mundial son tales que no existen soluciones inmediatas y del todo satisfactorias”.
Una de esos problemas es el de la migración, “inseparable de la pobreza y agravado por la guerra”, que constituye “una prueba”. Abogó por emprender “procesos que sean capaces de ofrecer soluciones progresivas y no traumáticas” a la inmigración, soluciones que lleven, “en un período de tiempo relativamente breve, a una libre circulación y a la estabilidad de las personas, que sea ventajosa para todos”.
Francisco también pidió a los Jefes de Estado y de Gobierno del G20 una solución a la situación en Sudán del Sur, el Lago del Chad, el Cuerno de África y el Yemen, “donde hay 30 millones de personas que no reciben agua ni comida para sobrevivir”.
La unidad prevalece sobre el conflicto.
“La historia de la humanidad, también hoy, nos presenta un amplio panorama de conflictos actuales o en potencia”, lamentó el Santo Padre. “La guerra jamás es una solución”, advirtió ante los líderes mundiales.
Para Francisco, “el objetivo del G20, y de otros encuentros mundiales parecidos, es resolver en paz las diferencias económicas y buscar reglas financieras y comerciales comunes que permitan el desarrollo integral de todos”.
Sin embargo, ese objetivo “no será posible su todas las partes no se comprometen a reducir sustancialmente los niveles de conflictividad y a detener la actual carrera armamentística y a renunciar a involucrarse de forma directa o indirecta en los conflictos, así como si no acepta discutir de una manera sincera y transparente todas las diferencias”.
Subrayó que “es una trágica contradicción e incoherencia la aparente unidad en foros comunes de carácter económico o social y la persistente voluntad de continuar los enfrentamientos bélicos”.
La realidad es más importante que la idea.
“Las trágicas ideologías de la primera mitad del siglo XX han sido sustituidas por la nueva ideología de la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera”. Esa ideología, aseguró el Obispo de Roma, dejan un rastro doloroso de exclusión y de descarte, y también de muerte”.
En cambio, “en los éxitos políticos y económicos, que tampoco han faltado en el pasado siglo, se haya siempre un sano y prudente pragmatismo, guiado por la prioridad al ser humano y por la búsqueda de una integración y coordinación de realidades diferentes a partir del respeto de cada ciudadano particular”.
El todo es superior a la parte.
El Papa Francisco explicó que los problemas “se resuelven en concreto y dando toda la atención debida a su peculiaridad, pero las soluciones para que sean duraderas, no pueden carecer de una visión amplia, y deben considerar las repercusiones sobre todos los países y todos los ciudadanos, respetando sus puntos de vista y opiniones”.
Así pues, finalizó el Santo Padre, “es necesario hacer siempre referencia a las Naciones Unidas, a los programas y a las agencias asociadas, así como a las organizaciones regionales, respetar y cumplir los tratados internacionales y continuar promoviendo el multilateralismo, con el objetivo de que las soluciones sean verdaderamente universales y duraderas en beneficio de todos”.
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