En la comunicación, la que dirige a sus familiares, compañeros políticos y a la sociedad en sentido general, Peralta dice que después de Aquino Febrillet y su familia, él es otra víctima de lo sucedido y sabe que tiene “que pagar por mis propios errores.”
El dirigente de transporte de carga narra cómo ocurrieron los hechos, desde su punto de vista, y en ese sentido reconoce que fue presa de la “ira y el orgullo”.
Argumentó que fue un error de su parte aceptar la sugerencia de amigos que le acompañaban ese día, quienes le incitaron a seguir el vehículo en el que iba Mateo Aquino Febrillet.
El acontecimiento que terminó en tragedia había iniciado con una trifulca en un restaurant en el Parque Mirador Sur, entre el diputado Edward Montás y Blas Peralta, en presencia del hoy malogrado ex rector de la UASD.
Tras la discusión, en la que Peralta dice fue agredido por el diputado Montás, éste abandonó el lugar en compañía de Aquino Febrillet y otros amigos.
Según la narración de los hechos del confeso matador, éste afirma salir detrás del vehículo donde iba su agresor y “luego de darle alcance y colocarnos paralelamente, casi al llegar al destacamento de la Policía del Parque Mirador, uno de mis compañeros me pasó un arma e hice dos disparos contra el vehículo”, proyectiles que alcanzaron a Mateo Aquino Febrillet provocándole la muerte.
Blas Peralta expresa que luego de ocurrido el incidente y de enterarme por la radio de la muerte que provocó, admite que siguió cometiendo errores, actuando con torpeza, lo que ha provocado “una comprensible reacción en mi contra, tanto de la familia de Matero Aquino Febrillet, como de amplios sectores de la opinión pública”.
“Con mi absurda actitud he contribuido a crear las condiciones subjetivas para que, por encima de la realidad y circunstancias en las que se produjeron los hechos, la opinión publica reclame que sobre mí recaiga una condena ejemplar, a pesar de que Dios sabe que no cometí el hecho de manera intencional”, añade quien por muchos años fue presidente de FENATRANO, sindicato que tiene el monopolio del transporte de carga en la República Dominicana.
Dice que son su declaración pública, además de pedirle perdón a Dios, a la familia de Mateo Aquino Febrillet y a toda la sociedad afectada por esta tragedia, también está reconociendo la falta cometida.
“No pido que se me dé el trato que han recibido muchos ciudadanos en circunstancias similares o mucho más grave, incluyendo a prominentes personalidades de la vida pública, que luego logran su inserción en la sociedad. No tengo abolengo para aspirar a eso. Solo estoy clamando porque me juzgue por el hecho cometido y no por la indignación, el odio y el resentimiento que se han derivado de este lamentable incidente, en el que después de Mateo Aquino Febrillet y su familia, yo soy la principal víctima y sé que tendré que pagar por mis propios errores”, concluye la misiva de Blas Peralta.
A continuación la carta in extensa de Blas Peralta:
CARTA PUBLICA
DE Blas Peralta
A: Mis familiares, a mis amigos, a mis compañeros de partido y en FENATRADO; a toda la sociedad a la que he servido y que me ha dado la oportunidad de servir y crecer.
Hoy me siento en la obligación de pedir perdón y comprensión. Por ello hago el siguiente relato.
En la tarde del 11 de marzo del año 2016, acudí a una reunión, convocado por mi amigo Mateo Aquino Febrillet, a la que más tarde se me unió mi esposa y mi hijo, con el propósito de almorzar juntos. El motivo de la reunión era resolver una diferencia con el Diputado Edward Montás. Desde ese día, que no podré olvidar jamás, he venido cometiendo errores que de manera seria, responsable y sincera deseo reconocer.
Me equivoqué al dejarme llevar de la ira y el orgullo, luego de ser víctima de una agresión física en el calor de una discusión con Edward Montás. Me equivoqué también al aceptar la sugerencia de mis acompañantes para perseguir a mi agresor Edward Montás en el vehículo de estos, pues mi vehículo había salido a echar combustible.
De acuerdo a mis acompañantes, Edward Montas se había marchado montándose en la parte trasera de un vehículo, en el que sin que yo lo advirtiera iba mi querido e inolvidable amigo, el profesor Mateo Aquino Febrillet. Luego de darle alcance y colocarnos paralelamente, casi al llegar al destacamento de la Policía del Parque Mirador, uno de mis compañeros me pasó un arma e hice dos disparos contra el vehículo donde iba el señor Edward Montás.
Luego de ocurrido este incidente y de enterarme por la radio de ese lamentable hecho, admito que seguí obrando erróneamente. He actuado con torpeza y ello ha provocado, en mi humilde entendimiento, una comprensible reacción en mi contra, tanto de la familia de Matero Aquino Febrillet, como de amplios sectores de la opinión pública. De lo ocurrido el 11 de marzo del año 2016 y de la manera en que he procedido me siento profundamente arrepentido.
Con mi absurda actitud he contribuido a crear las condiciones subjetivas para que, por encima de la realidad y circunstancias en las que se produjeron los hechos, la opinión publica reclame que sobre mí recaiga una condena ejemplar, a pesar de que Dios sabe que no cometí el hecho de manera intencional.
Al hacer esta declaración pública, no solo estoy pidiendo perdón a Dios, a la familia de Mateo Aquino Febrillet y a toda la sociedad afectada por esta tragedia, sino que también estoy reconociendo la falta cometida.
No pido que se me dé el trato que han recibido muchos ciudadanos en circunstancias similares o mucho más grave, incluyendo a prominentes personalidades de la vida pública, que luego logran su inserción en la sociedad. No tengo abolengo para aspirar a eso. Solo estoy clamando porque me juzgue por el hecho cometido y no por la indignación, el odio y el resentimiento que se han derivado de este lamentable incidente, en el que después de Mateo Aquino Febrillet y su familia, yo soy la principal víctima y sé que tendré que pagar por mis propios errores.
Lic. Blas Peralta Peralta.
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