Los centros de aislamiento a donde son trasladados los dominicanos que llegan del extranjero, así como algunos casos sospechosos y positivos de COVID-19 en varias provincias, son “perfectamente habitables”.
La afirmación la hizo ayer el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, en respuesta a denuncias de varios ciudadanos de que algunos de estos espacios no tienen las condiciones mínimas para permanecer allí.
La afirmación la hizo ayer el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, en respuesta a denuncias de varios ciudadanos de que algunos de estos espacios no tienen las condiciones mínimas para permanecer allí.
Cárdenas informó que esta semana estará en el centro ubicado en Angelina, San Francisco de Macorís, donde, según consideró, quienes lo albergan “están mejor ahí que en muchos de los hogares de los que fueron sacados. Se están supliendo todos los insumos allá y hemos dado pacientes de alta”.
Subrayó que estos centros “constituyen viviendas y apartamentos concluidos, que no se han entregado. Se han llevado camas y son perfectamente habitables”.
“No quiero con esto negar que alguna incomodidad algún paciente pueda tener, pero en lo esencial yo creo que hay sacrificios que tenemos que hacer para proteger a nuestras comunidades, sobre todo aquellas que de menores ingresos porque sería peor dejar estas fuentes de contaminación dentro de sus comunidades”, agregó el ministro.
En el caso de Aguayo, también en San Francisco de Macorís, Cárdenas apuntó que aunque los ciudadanos no están aislados en espacios con características de hotel, están en condiciones “pasables”, ya que afirmó que tienen medicamentos, alimentos y atención médica.
Algunos de los ochenta dominicanos que retornaron al país el pasado sábado desde Nueva York, Estados Unidos, y que fueron recluidos por 14 días en en un centro de aisliamiento, en San Francisco de Macorís, denunciaron, sin embargo, las pésimas condiciones en que se encuentran. Pero una de las ciudadanas que está guardando cuarentena en ese lugar aseguró que sí hay agua y energía eléctrica. “Todo está bien, nos han atendido según pueden hacer las cosas. Atacamos para que nos dejaran entrar, es lógico que nos aíslen, todos estuvimos de acuerdo. “Los apartamentos tienen tres o dos camas, pueden mantener el distanciamiento, lo que pasa es que quieren que le hagan todo”, dijo Albania Hernández. a través de sus redes sociales.
Argenis Astacio, también parte de ese grupo, explicó que cuando llegaron, los apartamentos, “por haber estado cerrados por un tiempo, tenía un poquito de polvo. Pero sí había agua y luz, solo tuvieron que abrir la llave de paso y subir los breakers”.
“Antes de venir les informé a los que llegaron conmigo, que en principio comienzan a improvisar y luego las cosas van fluyendo.
Quienes hicieron las denuncias, que fueron cuatro personas, ya están tranquilos, con todo lo necesario”, dijo Astacio, quien junto a parte del grupo que vino en el fin de semana fue trasladado al club de empleados de la Dirección Nacional de Aduanas, en la autopista Las Américas, “donde estamos en perfectas condiciones”.
Quienes hicieron las denuncias, que fueron cuatro personas, ya están tranquilos, con todo lo necesario”, dijo Astacio, quien junto a parte del grupo que vino en el fin de semana fue trasladado al club de empleados de la Dirección Nacional de Aduanas, en la autopista Las Américas, “donde estamos en perfectas condiciones”.
Edgar Díaz Llaverías fue parte de los 126 médicos que vinieron desde Cuba el pasado 24 de marzo. Contó que el centro donde estaban, ubicado en Salcedo, aunque tenía polvo por haber estado cerrado, “sí tenía las condiciones, lo esencial para pasar una cuarentena; una cama, baños y comida”.
“Estaba muy sucio porque estaba cerrado, luego limpiaron y eso mejoró. Hubo gente que se quejaron, pero las condiciones mejoraron”, expresó.
Otro grupo de criollos que arribó al país a finales de la semana pasada, denunció que el centro a donde fueron llevados, en la Villa Olímpica, de Salcedo, no está amueblado completamente, y que hay quienes a penas cuentan con una cama sin sábanas.
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