A finales de octubre, el fotógrafo Terry Richardson -que ha trabajado para Vogue’, ‘GQ’, ‘Glamour’ y ‘Vanity Fair– admitió que había mantenido relaciones sexuales con algunas modelos que posaron frente a su cámara. La noticia no sorprendió en el mundo de la moda, hacía años que varias modelos habían denunciado públicamente (con menos consecuencias de las esperadas) el “comportamiento de depredador” del fotógrafo.
Él explicó le gusta lleva las sesiones al límite -entendiendo ‘límite’ como lamer el trasero o eyacular en la cara de chicas de 19 años- y aseguró que “todas participaron de manera consensuada”, algo que el relato de sus víctimas desmonta. Ahora, la modelo española Minerva Portillo se ha sumado a la lista de mujeres que han denunciado las agresiones de Richardson, que a sus 51 años se encuentra (ahora sí) en la picota, como Harvey Weinstein.
Minerva Portillo -según publica La Vanguardia- fue engañada por el fotógrafo en el 2004. Tenía 22 años y una prometedora carrera en el mundo de la moda. Antes de empezar la sesión con Ricardson, le hicieron firmar un contrato. “Todos menos yo sabían lo que iban a hacer. Actuaron como una mafia, todo estaba organizado”, explica Portilllo. Le pidieron que se quitara la camiseta y el resultado de aquella sesión fueron una treintena de imágenes hardcore, muy alejadas del glamour de los focos.
Tras aquello, la joven se fue corriendo. “Me duché y me froté con una fuerza inhumana. No se lo conté a nadie”. El fotógrafo se obsesionó con ella, pero Minerva nunca volvió a trabajar a sus órdenes. Al cabo de un par de años, la modelo estaba embarazada, cuando Richardson colgó las fotos de aquella sesión en internet.
“Toqué fondo. Anularon mi vida entera. Me hubiera suicidado de no ser por mi hija. Quería desaparecer, no saber nada de nadie. Ha sido una condena de casi 14 años, una cárcel. Más dolor que el que he pasado es difícil soportarlo”, explica. Ahora lo único que quiere es restaurar su dignidad. El miedo a las reacciones, eran su principal freno a la hora de romper el silencio. “Pero la industria no puede recular. Richardson ha hecho mucho daño, y la campaña contra él no puede retroceder. Todo esto lo hago por mi hija. Tengo que limpiar nuestra vida”.
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